miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿El huevo o la gallina? Televisión v/s espectador

Por Daniel Poblete

La televisión tiene el fin de educar, informar, entretener y porque no decirlo, integrar. Hoy resulta complejo saber si estos fines con que se dieron inicio a las primeras transmisiones en Chile siguen siendo el valor principal con el cual se quiere comunicar al país.

En los estudio de las audiencias generalmente se tratan los efectos que tiene la televisión sobre las personas, Pierre Bourdieu en una recopilación de sus dos conferencias transmitidas por la televisión (“sobre la televisión”) aseguraba que al público se le crea una realidad derivada del “círculo circular” de la información, es decir, termina siendo real e importante lo que es mostrado por los medios, los cuales en definitiva están influenciados por la competencia.

A la vez que se construyen estas realidades artificiales, también pasan a ser importantes las audiencias que controlan los contenidos tratados en la televisión. En Chile el rating es medido por el sistema people meter, el cual es un aparato electrónico conectado al receptor de un televisor que entrega información sobre los programas que el telespectador sintoniza.

El punto importante sobre estas materias televisivas es saber quién controla lo que se muestra en pantalla ¿la televisión o las personas? Si se basa en el sistema de medición, es indudable asegurar que el público tiene la responsabilidad en los contenidos programáticos, pero también nace una nueva pregunta ¿cómo se mide la calidad de la programación?, es decir, ¿cómo aseguramos que el rating representa lo que realmente las personas quieren ver? estas deben tener una opinión sobre los programas que son mostrados por la televisión nacional, que den un fortalecimiento de la estructura programática en nuestro país. En el caso de los televidentes, puede resultar sólo responsabilidad de la televisión toparse con programas poco educativos, faranduleros o que rayan en cuestiones que no tienen ninguna trascendencia en la vida de las personas o en la actualidad del país.

Si tomamos en cuenta que las personas que consumen más televisión son pertenecientes a los sectores bajos, podríamos decir que la mayoría de los programas pueden estar apuntando a este nicho comercial. Si es así, deberían someterse a regulación por parte de las autoridades los contenidos que se muestra en la pantalla. Parece que hoy en día lo que prima es el fin de entretener, al parecer se han olvidado los principios fundamentales con los cuales se dio en Chile las primeras transmisiones a cargo de las universidades, ya que el fin era educar, informar e integrar. Hoy en día estos aspectos parecen ser superficiales.

La gran economía que mueven están industrias está basada en los auspiciadores, los cuales “premian” ciertos contenidos programáticos, los que a su vez están pendientes de los comportamientos del consumidor, basados en el rating.

En esta dinámica de mercado e influencias resulta difícil asumir un real compromiso de la televisión para entregar una verdadera televisión de calidad ya que al asumir compromisos culturales y educacionales se puede estar propenso a tener menos auspiciadores o al no tener una audiencia, lo que significaría en definitiva un fracaso y por consiguiente una baja de la pantalla.

El people meter puede ser considerado un efecto negativo para la televisión de calidad, al tomar solo en cuenta cuantitativamente la información y no haciéndola acreedora de un sentido que genere una completa visión del consumidor lo que en definitiva permitirá dar una verdadera respuesta sobre los programas televisados, es decir, conocer sus impresiones, experiencias y opiniones con los productos entregados por la televisión abierta.

Al no tomar en cuenta las implicancias sociales que puede tener la televisión para las personas y más para los niños y adolescentes ya que están en etapas de pleno desarrollo conductual, resulta fundamental poder terminar con este círculo vicioso del cual no se puede salir.

Al buscar responsables es difícil poder establecer autorías que puedan generar un cambio de mentalidad en todos los actores presentes en la dinámica comunicacional:

El asumir que los televidentes son entes pasivos dentro de esta lluvia informacional, se tendría una desesperanza aprendida, donde los sujetos serían manipulables a la programación televisiva donde el sujeto sería solo una simple marioneta, puede que en el contexto de guerras del pasado se haya logrado el objetivo de cautivar a las masas, hoy en día este cometido es imposible ya que estamos frente a una gran cantidad de medios que sirven para poder informarse.

En nuestra época es de mayor convicción hablar de sujetos con la capacidad de discriminación de la información que puedan generar cambios, percepciones y opiniones que den las herramientas necesarias para poder generar dentro de los contenidos programáticos cambios fundamentales que permitan entregar una televisión de calidad que pueda superar a la televisión dominada por el lucro.

Cuando se logre dejar de mirar a los telespectadores como simples números que generar ingresos (por más utópico que suene), se podría realmente cumplir el fin con el cual se creó la televisión: donde realmente se pueda educar a las personas, informarlas, entretenerlas e integrarlas.

Bibliografía
Pierre Bourdieu, “sobre la televisión”.
Consejo nacional de televisión (www.cntv.cl)

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