miércoles, 10 de noviembre de 2010

Las redes sociales como agente de integración social en los adultos mayores

Por Romina Prado

Actualmente en nuestro país según los demuestran los resultados de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica, CASEN, los adultos mayores representan el 11,5% de la población total, registrando un aumento de 0,5% en los últimos tres años, lo que aumentará con el paso del tiempo llegando a alcanzar al año 2020 un 17,3% de población (3.207.729 hab.), mayor de los 60 años.

Conociendo estos datos sería importante tener en consideración el nivel de integración que tiene este grupo etario con el resto de la población, ya que en Chile no es un hecho desconocido que este segmento de la sociedad ha sido más bien olvidado y relegado al plano privado; ser anciano es sinónimo de abandono y de marginación social.

Pero existe una herramienta que ha permitido que esto cambie. Con el paso de los años, muchas personas de avanzada edad han incorporado a sus vidas instrumentos tecnológicos como los celulares y computadores, los que han servido para que estén más informados e integrados. Si bien ellos nacieron en una época en que estos implementos eran utópicos aun, han debido adaptarse y volverse parte del proceso informático.

Según Marc Prensky los niños y jóvenes son “nativos digitales” que nacieron en la era de la tecnología, rodeados de computadores, video juegos, celulares, etc., y los adultos son “inmigrantes digitales” que han debido aprender todo a una edad más avanzada donde las habilidades cognitivas ya no son tan eficientes. Este autor asegura que los inmigrantes nunca llegan a apropiarse totalmente de la tecnología como los nativos, es por tanto que se generaría una brecha digital entre estas distintas generaciones.

Aun así el hecho de que los adultos mayores traten de entrar en este mundo informático nos hace pensar que no quieren ser desechados socialmente, y que muchos de ellos no están dispuestos a ser analfabetos digitales. Para que la alfabetización ocurra es importante que adquieran un nivel de conocimiento de las nuevas tecnologías, que como consecuencia estas le permitan interactuar, informarse y sociabilizar dentro de la misma red.

Un factor que juega a nuestro favor como país, es que dentro de América Latina, somos líderes en el consumo de nuevas tecnologías, en la accesibilidad a Internet y en la velocidad de acceso a este. Y lo que es aun más importante en el acceso que tienen los adultos mayores a estas nuevas tecnologías lo que es de gran ayuda para su inserción dentro de esta red global.

Si bien se puede pensar que la gente de la tercera edad utiliza el Internet solo para mantenerse enterado de noticias o buscar información, es cada vez más frecuente verlos participes de las nuevas redes sociales, las que día a día tienen más adeptos.
En Chile particularmente el tema de las redes sociales ha pegado con mucha fuerza, se puede decir que somos usuarios intensivos. Según un estudio del comScore, empresa especializada en la medición del mundo digital, Chile está dentro de los 15 países que más usan los servicios de mensajería instantánea, y que más visitan las diferentes redes sociales con un promedio de 30,6 visitas.

Entre las redes sociales más populares de nuestro país se encuentran Twitter, Youtube y Facebook, pero específicamente este último en tan solo unos años ha ganado una popularidad gigante, escalando del puesto número 25, al número 2 de las páginas web más visitadas, con un total de 6.595.540 usuarios. Además ha traspasado barreras generacionales, debido a que las demás redes sociales que predominaban estaban dirigidas a un público más bien joven, por lo que se dejaba de lado al usuario adulto.

En Facebook día a día se agregan cientos de nuevas cuentas, lo que no es algo particularmente nuevo, pero lo interesante es saber que una gran parte de estos perfiles está integrado por personas que rebasan los 50 años de edad. Es posible notar esto ya que existe un gran número de perfiles y grupos dedicados para este segmento etario. Se debe decir que las actividades que realizan la gente mayor no son muy distintas a la de los jóvenes ya que igualmente suben fotos, actualizan sus perfiles, se comunican con sus familiares, amistades y publican su información.

Es probable que esta red social tenga un alcance hacia el público de los adultos mayores debido a que puede ser divertida y seria al mismo tiempo, además porque es una página más bien simple, fácil de cargar y accesible.

De esta forma se puede notar que los adultos mayores también están siendo parte de la revolución del Internet, lo que es muy bueno, ya que los aleja paulatinamente de la exclusión en la que nuestra sociedad los arroja una vez que dejan de ser activos económicamente.

Se debe considerar como un factor relevante que la actual generación del adulto mayor ha podido adquirir el conocimiento en gran medida gracias a un cambio social, provocado por dos grandes transformaciones, la primera de tipo demográfica, debido al aceleramiento del envejecimiento y la segunda por la revolución informática la que excluye a quienes no forman parte de ella. Para el adulto mayor estar en las redes sociales es un logro que los hace sentir incluidos y valorados en su entorno socio familiar.

¿El huevo o la gallina? Televisión v/s espectador

Por Daniel Poblete

La televisión tiene el fin de educar, informar, entretener y porque no decirlo, integrar. Hoy resulta complejo saber si estos fines con que se dieron inicio a las primeras transmisiones en Chile siguen siendo el valor principal con el cual se quiere comunicar al país.

En los estudio de las audiencias generalmente se tratan los efectos que tiene la televisión sobre las personas, Pierre Bourdieu en una recopilación de sus dos conferencias transmitidas por la televisión (“sobre la televisión”) aseguraba que al público se le crea una realidad derivada del “círculo circular” de la información, es decir, termina siendo real e importante lo que es mostrado por los medios, los cuales en definitiva están influenciados por la competencia.

A la vez que se construyen estas realidades artificiales, también pasan a ser importantes las audiencias que controlan los contenidos tratados en la televisión. En Chile el rating es medido por el sistema people meter, el cual es un aparato electrónico conectado al receptor de un televisor que entrega información sobre los programas que el telespectador sintoniza.

El punto importante sobre estas materias televisivas es saber quién controla lo que se muestra en pantalla ¿la televisión o las personas? Si se basa en el sistema de medición, es indudable asegurar que el público tiene la responsabilidad en los contenidos programáticos, pero también nace una nueva pregunta ¿cómo se mide la calidad de la programación?, es decir, ¿cómo aseguramos que el rating representa lo que realmente las personas quieren ver? estas deben tener una opinión sobre los programas que son mostrados por la televisión nacional, que den un fortalecimiento de la estructura programática en nuestro país. En el caso de los televidentes, puede resultar sólo responsabilidad de la televisión toparse con programas poco educativos, faranduleros o que rayan en cuestiones que no tienen ninguna trascendencia en la vida de las personas o en la actualidad del país.

Si tomamos en cuenta que las personas que consumen más televisión son pertenecientes a los sectores bajos, podríamos decir que la mayoría de los programas pueden estar apuntando a este nicho comercial. Si es así, deberían someterse a regulación por parte de las autoridades los contenidos que se muestra en la pantalla. Parece que hoy en día lo que prima es el fin de entretener, al parecer se han olvidado los principios fundamentales con los cuales se dio en Chile las primeras transmisiones a cargo de las universidades, ya que el fin era educar, informar e integrar. Hoy en día estos aspectos parecen ser superficiales.

La gran economía que mueven están industrias está basada en los auspiciadores, los cuales “premian” ciertos contenidos programáticos, los que a su vez están pendientes de los comportamientos del consumidor, basados en el rating.

En esta dinámica de mercado e influencias resulta difícil asumir un real compromiso de la televisión para entregar una verdadera televisión de calidad ya que al asumir compromisos culturales y educacionales se puede estar propenso a tener menos auspiciadores o al no tener una audiencia, lo que significaría en definitiva un fracaso y por consiguiente una baja de la pantalla.

El people meter puede ser considerado un efecto negativo para la televisión de calidad, al tomar solo en cuenta cuantitativamente la información y no haciéndola acreedora de un sentido que genere una completa visión del consumidor lo que en definitiva permitirá dar una verdadera respuesta sobre los programas televisados, es decir, conocer sus impresiones, experiencias y opiniones con los productos entregados por la televisión abierta.

Al no tomar en cuenta las implicancias sociales que puede tener la televisión para las personas y más para los niños y adolescentes ya que están en etapas de pleno desarrollo conductual, resulta fundamental poder terminar con este círculo vicioso del cual no se puede salir.

Al buscar responsables es difícil poder establecer autorías que puedan generar un cambio de mentalidad en todos los actores presentes en la dinámica comunicacional:

El asumir que los televidentes son entes pasivos dentro de esta lluvia informacional, se tendría una desesperanza aprendida, donde los sujetos serían manipulables a la programación televisiva donde el sujeto sería solo una simple marioneta, puede que en el contexto de guerras del pasado se haya logrado el objetivo de cautivar a las masas, hoy en día este cometido es imposible ya que estamos frente a una gran cantidad de medios que sirven para poder informarse.

En nuestra época es de mayor convicción hablar de sujetos con la capacidad de discriminación de la información que puedan generar cambios, percepciones y opiniones que den las herramientas necesarias para poder generar dentro de los contenidos programáticos cambios fundamentales que permitan entregar una televisión de calidad que pueda superar a la televisión dominada por el lucro.

Cuando se logre dejar de mirar a los telespectadores como simples números que generar ingresos (por más utópico que suene), se podría realmente cumplir el fin con el cual se creó la televisión: donde realmente se pueda educar a las personas, informarlas, entretenerlas e integrarlas.

Bibliografía
Pierre Bourdieu, “sobre la televisión”.
Consejo nacional de televisión (www.cntv.cl)

Relación entre los medios de comunicación y la percepción de seguridad de las personas en Chile

Por Valerie Marchese Palacios

Los medios de comunicación tienen una repercusión importante en la generación de opiniones, percepciones y conocimientos en las personas. Debido a esto, es que a los medios de comunicación se les conoce como el cuarto poder. Una de sus capacidades es imponer temas, debates e investigaciones. En la actualidad, la instantaneidad de la información y la rapidez de la transmisión de datos es más fácil acceder a cualquier lugar del país y del mundo y con ello, hay mayor cantidad de noticias disponibles.

La importancia que se les atribuye a los medios de comunicación se refleja claramente en las percepciones de las personas acerca de aquellos ámbitos que más pantalla acaparan. Tanto la televisión como los medios escritos de mayor circulación, tratan ampliamente el tema de seguridad ciudadana, pero por sobre todo en el de la delincuencia.

La percepción de inseguridad es una variable que se ve influenciada por diferentes factores, entre ellos, los delitos reales cometidos y haber sido víctima de un delito. Sin embargo, una serie de factores externos influyen en mayor medida, como es la exposición de los temas de seguridad en los noticieros y en los medios escritos en general. En los noticieros que duran alrededor de sesenta minutos, entre veinte a treinta minutos los dedican a la crónica roja. Con el nivel de audiencia que presentan los noticiarios televisivos, tal cantidad de minutos informando sobre la delincuencia genera un impacto importante en la percepción que tienen las personas sobre la seguridad ciudadana.

Sin embargo, este interés por temas de seguridad no sólo se da en ámbitos noticiosos. Existen actualmente una serie de programas de estilo docu-reality que se dedican a esto, por ejemplo los programas “133” y “PDI” del canal Mega, Chilevisión tiene su versión con “Policías en acción”, “Informe Especial” y “Contacto” de TVN y Canal 13 constantemente hablan de temáticas policiales y hasta hace poco existía los programas “Nadie está libre”, “En la mira” y “Bajo sospecha”. Junto a esto, los programas mencionados se transmiten en horario prime, es decir, se inician a las 22:00 horas y, por si alguien se lo pierde, los matinales de los respectivos canales hacen una revisión de estos programas al día siguiente. El auge de este tipo de programas también conlleva una cuota de responsabilidad por parte de los televidentes, debido a que los programas gozan buena sintonía, y con esto, los programas se multiplican generando un gran negocio.

Una cosa es hablar acerca de seguridad ciudadana y otra es referirse sólo a la delincuencia y los actos vandálicos. La prensa se dedica principalmente al segundo de éstos. La mayoría de las noticias es acerca de los delitos de mayor connotación social, de esta forma, impactan aún más en las percepciones de las personas.

Entonces, hasta qué punto los medios de comunicación, en especial la televisión y los medios escritos, se hacen cargo de su poder para influir en las percepciones y opiniones de las personas. Los medios de comunicación, como el denominado cuarto poder, hacen frente a la disyuntiva de si, por un lado, preferir el negocio que generan este tipo de programas, aumentando con ello la percepción de inseguridad o, por otro lado, hacerse cargo de su responsabilidad y no fomentar en demasía las percepciones de las personas acerca de la inseguridad ciudadana.

De esta forma, según el Centro de Investigaciones en Seguridad Ciudadana, la cantidad de noticias de este tipo que se transmite por televisión alcanza un 34% excluyendo las noticias de deporte y de cultura- espectáculos) en esta medida lo que le queda a la ciudadanía es que el tercio de las cosas que pasan en nuestro país tienen relación con la criminalidad. Por otra parte casi el 87% de las noticas de seguridad son relativas a lo que ocurre en hechos de violencia o criminalidad, y sólo el 12% se trata sobre discusiones sobre algunas políticas para afrontar el fenómeno que eta ocurriendo. Esto nos indica que lo que nos muestran los medios es una desproporción en cuanto a las cifras reales de delincuencia y victimización. Así como aquellos hechos de violencia de muy baja presencia en lo que es los noticiarios, que son de alta ocurrencia según las estadísticas, como lo son acontecimientos de violencia intrafamiliar representan apenas el 1.4% de las noticias de violencia y criminalidad, los delitos sexuales dentro de la familia el 0.4%, hurtos y asaltos en la vía pública sólo un 2.3% y robo de vehículos un 2.7%. Como también aquellos acontecimientos de violencia que tienen gran cobertura por los medios, a pesar, de su baja ocurrencia, como es el ejemplo de los homicidios que representan un 12% de las noticias de la violencia y criminalidad, el secuestro de personas que representa a un 5% y el 9% de el reagrupamiento de los grupos terroristas.

Existen índices de seguridad objetivos y subjetivos, el objetivo consiste en cifras reales (llamados a carabineros, denuncias y detenciones) y el subjetivo (percepciones de los niveles de seguridad que sienten las personas, independiente de las cifras reales), entre ambos los índices subjetivos siempre son más elevados que los objetivos. Este tipo de índices dan cuenta del poder de los medios de comunicación sobre la percepción de la ciudadanía.

Las implicaciones que tienen estas noticias en la vida diaria de las personas y de la ciudadanía en general, dan lugar una gran sensación de inseguridad, puesto que además de informar seleccionadas parte de las noticias, en muchos casos se deja en claro que la delincuencia en nuestro país no solo es pan de cada día y que la justicia frente a estos temas prácticamente no existe, se nos muestra que delincuencia, violencia y victimización seguirán siendo parte de nuestra sociedad y se hace hincapié en la puerta giratoria (aquellos delincuentes que son detenidos pero no son condenados, lo que se puede deber desde a la falta de pruebas hasta la tipificación del delito y del victimario) y se nos muestra a esta como la causal directa del aumento en ciertos delitos, dejando en manos de las autoridades y el Gobierno su resolución y por ende las responsabilidades frente a estos asuntos.

Radiografía del zapping y el contenido de la TV abierta

Por Sebastian Palma

La palabra zapping es el comportamiento del telespectador con el mando a distancia, que cambia de una cadena a otra, es tener la libertad de elegir qué ver, sin observar lo que se cambia, porque es una practica rutinaria que no hace mas que saltar canales por diferentes motivos, la mas utilizada es saltar publicidad. Que en televisión abierta pasa a ser monótona, claro esta, cumpliendo el fin de identificar el producto o servicio ofertado.

En Chile existen entre 6 u 8 canales de televisión abierta de acuerdo a la región en que se encuentre, es decir, canales liberados de pago, disponibles para cada persona que tenga un receptor de señal en su televisor. A su vez, 68% de los chilenos ve televisión todos los días y un 98,1% tiene televisión a color en su hogar (UDP, 2009). En relación a que medio de comunicación es más creíble por el público, un 40% le atribuye credibilidad a la TV abierta, sobre el 26% que tiene la radio. En aspectos de influencia según los encuestados, la tv, sigue liderando con un 59% en comparación con otros medios, como la radio (16%), diarios y sitios de noticias de Internet (9%) . A modo de resumen, la televisión es una herramienta con múltiples funcionalidades como informativas, entretención, educación y ocio. Pero realmente, ¿que calidad nos ofrece en su programación? Esta pregunta es relevante porque, si un medio de comunicación tiene tanta audiencia como influencia, es necesario que nos preguntemos, que estamos consumiendo o que tipo de enfoque nos entregan los canales de tv abierta.

Es necesario entender que para gran parte de los chilenos la única forma de consumir cultura, es la televisión. Es por esto, que el PNUD del año 2001 desarrollo los tipos de públicos consumidores de televisión, ya que, obviamente no es un grupo uniforme, sino que responde a la diversidad propia del gusto humano, como diversidad etérea. Las categorías son las siguientes: a) Espectador entretenido, un 40% de los entrevistados dice solo ver televisión para realizar zapping con fines de ver un programa de entretención específico como deportes. b) Espectador informado, un 31%, del universo encuestado ve los noticiarios como fin de enterarse del acontecer diario. c) Espectador acompañado, 29% usan la TV. como medio de ente acompañante, viendo telenovelas u programas de entretención, son quienes consumen mayor cantidad horas días de TV .

Según los datos anteriores, podemos hipotetizar que, ver televisión es una forma de consumir cultura por gran parte de la población del país. Entonces si es un objeto de consumo cultural regulado por la CNTV, ¿por que realmente la programación de los canales de señal abierta, exhiben tan pocas horas de material cultural? Quizás esto se explica porque el publico en general piensa como lo demuestran las encuestas, el PNUD nos dejo en claro, que no existe un tipo de usuario que busque culturizarse en la televisión, pero si deja explicitado que la televisión es la manera de adquirir cultura por parte de la gran mayoria de los chilenos.

A simple vista, realizando zapping como cualquier persona, se puede ver que de lunes a viernes existe una homogenización en la parrilla televisiva, un 80% de los canales de señal abierta dan matinales a la misma hora, que vendrían siendo programas para los espectadores acompañados (por el horario) y a las 13.30 o 14.00 horas se emiten los noticiarios, repitiéndose a las 21.00 horas de forma homogénea. Lamentablemente los programas informativos no difieren de lo anterior, es decir, las pautas de noticias son similares en los canales que las emiten.

A modo de reflexión, el hecho de realizar un zapping continuo en la televisión abierta es una práctica que demuestra que el sujeto solo ve televisión por no tener acceso a otro medio de comunicación, que en este caso puede ser de entretención, información, etc. Pero el punto es que al hacer zapping se refleja que no existe un contenido rico en diversidad en la televisión abierta, ya sea en cualquiera de sus horarios, sino que existe una homogenización de oferta televisiva. En este caso la televisión como la he presentado es vista mas de una vez por un 85% de los sujetos encuestados por la UDP, siendo una muestra que puede llegar a ser representativa por su amplitud nacional, entonces es necesario reformular las parrillas programáticas de los canales a traves de instituciones como CNTV, que insten a desarrollar una diversidad de contenidos, dentro de los cuales el mas importante debe ser la Cultura, ya que, la televisión es parte de la “cultura popular” como se diría en buen chileno. Un país sin buenas bases culturales, es solo un país con cifras positivas en lo económico, pero nunca será desarrollado por no tener buenas bases.

La realidad chilena es que es un país con grandes desigualdades sociales, que es reafirmado por la última encuesta Casen. Dentro de las radiografías que nos entregan las encuestas, podemos notar que el consumo televisivo y de cultura no son la excepción. La relación es sencilla, a mayor nivel social, menores son las horas dedicadas a ver televisión, como también tomar a la televisión abierta como una forma de culturizarse, debido a que dichas clases sociales tienen acceso a múltiples alternativas de adquirir cultura, por diferentes medios. Como dejaba expresado Bourdieu en su libro “La distinción”, donde a resumidas cuentas explicaba como las clases obreras o medias reproducían su estatus social, en cambio las clases dominantes perpetuaban su distinción en la adquisición cultural, económica, ocio, etc. La programación televisiva representa la reproducción de la cultura popular, la homogenización de un colectivo de usuarios en temas informativos, entretención, cultura, etc, todos los tópicos necesarios para tener un control social.

En definitiva, esto no es un texto anti televisión, sino que es una aporte a la reflexión de la diversificación de la programación, centrándose en aspectos que generen opinión o conocimientos. Es utópico pensar que la televisión generara el cambio cultural necesario para crecer como un colectivo informado, pero es posible que el zapping sea el primer paso que da el hombre para buscar la diversidad, quizás mas pronto que tarde la televisión integre todos los medios en uno y se convierta en el nuevo “aleph” como decía Borges.


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1 Estudio Universidad Diego Portales, “Relación chilenos tv e internet”, 2009 Santiago, Chile.
2 Feedback, UDP, “Promer estudio Nacional sobre lectoría de medios escritos”, 2010, Santiago, Chile.
3 Desarrollo Humano en Chile, “Nosotros los Chilenos: un desafio cultural”, 2002. Chile. Pag 172.

La imagen de lo chileno y el papel de la televisión

Por Gabriela Artigue

En las últimas décadas se ha transformado la fisonomía de Chile, se han construido puentes y carreteras que conectan todo el país, haciendo más fácil el acceso y la comunicación hacia lugares recónditos, cuestión impensable hace unos años atrás, las ciudades y medios de transporte utilizan cada vez más y de una manera mas eficiente las nuevas tecnologías, el cambio ha sido importante y ésta a la vista ,sin embargo mas profundo aún ha sido la transformación en el interior de las personas, de los chilenos y en la forma en que éstas comparten y se hacen parte de una sociedad.

La manera en que vivimos juntos se ha transformado, ésta sensación que trae consigo la modernidad de hallarse cada vez mas cerca unos con otros pero sintiéndose extraños entre si, la perdida cada vez mas evidente del vinculo social y de lo público, dando paso a la individualización, hace que los valores, ideales, formas de comunicación, entre otros, sufran una constante metamorfosis, y así la identidad y representación social de un “nosotros” sea difícil de describir y plantear.

Con la pasada celebración del Bicentenario de nuestro país cabe a lugar la pregunta de quienes somos “nosotros” los chilenos, debiendo responderse desde el marco del imaginario colectivo de lo chileno, de una construcción cultural de lo típico chileno, pues es a través de esto que el individuo le da sentido al mundo que le es propio y que quiere construir.

Para responder la pregunta planteada anteriormente se debe decir que en nuestro país para la mayor parte de las personas, los referentes colectivos los sentidos y símbolos que constituían la idea de “lo chileno” han dejado de ser verosímiles. Esto es, han perdido validez frente a los cambios ocurridos tanto en las condiciones estructurales del país como en las experiencias cotidianas de los chilenos, esto explicado por una serie de factores.

Uno de los primeros acercamientos a las posibles explicaciones de dicha perdida de la idea de lo chileno se debe a la creciente desconfianza tanto en las relaciones interpersonales como en las relaciones de las personas con los sistemas de salud, previsión, educación y trabajo, ya que dichos mecanismos de seguridad que ofrece el actual "modelo de modernización" resultan insuficientes y causan inseguridad y una sensación en la población de que los recursos y el acceso a éstos son desiguales y no llegan los beneficios a todas las personas.

Otro fenómeno íntimamente ligado al anterior mencionado, es el miedo al otro, ese miedo de que el otro ocupe nuestro espacio privado, lo vulnere y transgreda la relación social racional, por lo tanto el “nosotros” con el cual se identifica la gente, del que se siente parte, en el cual deposita su confianza y con el cual construye sus redes de relaciones, se restringe cada vez más a los círculos íntimos de familiares y amigos. Lo público, esta vez aparece como un espacio ocupado por un "otro" anónimo y, a veces, amenazador, que no puede entrar a mi “nosotros” porque es desconocido y me causa miedo.

Todo lo anteriormente planteado hace referencia a la perdida de los referentes colectivos de lo chileno, como una consecuencia de los cambios acelerados que ha traído consigo la modernización y la escisión entre subjetividad y orden social, toda la desconfianza e inseguridad antes mencionada se ve reflejada firmemente en la débil identificación de los chilenos con la política.

Hoy en día parece poseer una menor relevancia la política hacia las practicas y representaciones colectivas de lo chileno, como se puede ver en lo resultados de la PNUD 2001 donde existiría una menor disposición de los chilenos a posicionarse en el eje izquierda-derecha, así como el rechazo de los jóvenes a inscribirse en los registros electorales y, en general, a participar en la política institucional, así el 70% de los entrevistados no declaran posición política ni haber votado o querer acudir a las urnas, son llamados “no políticos”, por lo tanto sería pertinente pensar que tras años de democracia en nuestro país, el concepto no adquiere una relevante validez para los chilenos.

Lo anterior se puede observar claramente, cuando un tercio de los chilenos encuestados se declara indiferente respecto del tipo de gobierno, y el 18% de ellos estaría de acuerdo con un régimen autoritario (PNUD 2002)-Esto puede tener una estrecha relación con la sensación de inseguridad en los sistemas públicos ,desconfianza que proviene de la idea de que no se están repartiendo recursos equitativamente, de que no todos tienen accesos a los beneficios que entrega el estado ,por lo tanto la desconfianza recae en la política y en sus promesas de mejoras a dichos sistemas.

Un indicador de aquello seria el fuerte sentimiento de impotencia que demuestran los chilenos ya que la Encuesta nacional PNUD 2001 al consultar a sus entrevistados sobre el acuerdo con las siguientes afirmaciones: “La gente con poder trata de aprovecharse de usted” el 63% estuvo de acuerdo, “La gente como usted se siente marginada de lo que pasa alrededor suyo” el 37% estuvo en acuerdo, “La opinión de gente como usted no cuenta mucho en el país” el 65%, “Los políticos están realmente preocupados por lo que le pasa a usted” donde solo el 13% estuvo de acuerdo.

Ahora bien, es aquí donde los medios de comunicación masiva, en especial la televisión juegan un papel importante supliendo la creciente insignificancia de la política, “De manera similar a las ideologías políticas de antaño, ahora la televisión parece brindar a los chilenos las claves de interpretación con las cuales ver y leer sus vivencias”(PNUD 2002).

Por lo tanto, es un referente del imaginario colectivo de lo chileno, de la construcción que hacen los sujetos de la idea de lo nacional, de lo chileno, de la imagen que se tiene de si mismo y de la gente que me rodea, claro ejemplo de esto se dio en el pasado bicentenario donde se trato de cautivar la atención con la idea del roto chileno y de construir un imaginario que no existe aun, o dicho de una manera mejor, se encuentra difuso y confuso.

Mientras los medios de comunicación masiva, en especial la televisión, sigan mostrando dentro de su programación, dentro de la agenda setting, solo lo que “algunos” desean que veamos, excluyendo cierta información importante, la inseguridad en la población crecerá, ya que la realidad y la opinión publica muchas veces no es mostrada como se da, y dicha inseguridad se traducirá en una vaga idea de lo chileno, de lo nuestro, que finalmente queda difusa y flotando en el aire.

El hábito de la lectura y los medios de comunicación

Por Alvaro Monsalve

El día 30 del pasado mes, Sebastián Piñera, en el marco de la inauguración de la trigésima Feria Internacional del Libro de Santiago, se comprometió a duplicar el hábito de la lectura, a la luz de la cifra que señala que el 60 por ciento de la población no ha leído jamás o lo ha hecho en contadas ocasiones. Este número se desprende de un estudio del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes realizado en 2004 y 2005, en donde se indica que –sólo- un 40,4 por ciento de los encuestados leyó al menos un libro en los doce meses previos al proceso de encuesta.

Típicamente, en un país fuertemente vinculado a los números, tanto encuestas como cifras monetarias, números como este encuentran reacciones discursivas que enfatizan la necesidad imperiosa de invertir recursos en pos de promover la lectura, y específicamente, como es habitual, en los niños. En lo personal, cifras como éstas y otras que circulan en la prensa producen una profunda insatisfacción con respecto a cómo se formulan y funcionan actualmente las propuestas para incentivar la lectura de Chile. Si bien el Estado y la educación formal, a través del Plan Nacional de Fomento a la Lectura, constituyen un avance al menos en mostrar que existe preocupación en el gobierno sobre el tema, los resultados de la puesta en práctica del plan han sido lejanos a lo satisfactorio; no es azar que el presidente haya puesto el problema de la lectura en la agenda de gobierno.

Un actor fundamental en la cotidianeidad son los medios de comunicación, los cuales se encuentran intrínsecamente relacionados con los hábitos de lectura. Recordemos que el libro, gracias a la invención de la imprenta, pudo transformarse en el primer medio masivo de comunicación. Piñera, precisamente, se refiere al valor técnico del libro sosteniendo que es “algo que junto con muy otras pocas cosas ha sido uno de los grandes inventos de la humanidad”. La formulación del Plan Nacional de Fomento de la Lectura en el gobierno de Michelle Bachelet, se planteó como objetivo elevar los niveles de lectura, lo cual se desglosa en comportamiento lector (hábitos de lectura) y comprensión lectora, con ciertos matices que recuerdan lo realizado en el gobierno de Salvador Allende a través de la editorial Quimantú. El plan incluía en sus objetivos estructurales la participación de los medios de comunicación, mediante difusión de literatura y promoción de la lectura. La participación de los medios de comunicación en tal tarea no es contraproducente en términos generales; en el estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes se señala que el ver Televisión no afecta significativamente en los hábitos de lectura. Sin embargo, el estudio no da cuenta de la influencia psíquica y simbólica de los medios masivos de comunicación en el comportamiento lector.

En los años 1960, Marshall McLuhan, teórico de los medios de comunicación, señalaba el “eclipsamiento de la galaxia Gutenberg (lectura) por la constelación Marconi (Radio)”, esto es, el retorno de la oralidad, en medio de una sociedad que basaba su comunicación de masas en el texto escrito; con esto en mente, es imposible obviar su conocido postulado de que “el medio es el mensaje”. Planteo esto como forma de generar discusión, puesto que, mientras por un lado no parece incorrecto afirmar que los medios de comunicación puedan colaborar en la tarea de fomentar la lectura, en cuanto no afectan directamente el comportamiento lector; el medio por el cual se pretende estimular la lectura es audiovisual, y el mensaje que pretende transmitir resulta ser antitético a la lectura. Fuera de toda duda –aunque los bibliófilos puedan refutarlo- la Televisión y la Radio, en términos conductistas, son mucho más estimulantes que un libro o un diario, por lo tanto, se hace difícil, si no imposible, estimular la lectura frente a tales medios, especialmente en los niños.

El panorama que ofrece Internet no es tan distinto. Es indudable que el medio principal en que se basa es la escritura, pero sus características no son iguales a las que puede tener un libro. El texto que predomina en Internet es conocido como hipertexto, es decir, un texto que se encuentra ligado (linked) a otra página, la cual puede contener imágenes, video, audio u otro texto, es decir, sus capacidades estimulantes siguen siendo mayores a las de un libro. Se ha afirmado que la cantidad que se lee en Internet en forma de texto, podría equipararse a lo que se lee en un libro, no obstante, la gran mayoría de los textos que encontramos en Internet son muy breves –muchas veces más que un artículo de periódico-. Dicha situación es similar a la de alguien que a comienzos del siglo XX, se comunicaba a través de la telegrafía. Lo que los libros poseen en profundidad analítica o descriptiva, los medios de comunicación actuales lo poseen en estimulación concreta de los sentidos del receptor.

Debido a lo expuesto, las estrategias gubernamentales no serán efectivas en la promoción de hábitos y comprensión lectora, si no tienen en cuenta el medio en que lo efectúan. La lectura, fundamentalmente de libros, ficción o no, es indudablemente un elemento de valor para el sujeto en la sociedad. Teniendo en mente a Pierre Bourdieu, la lectura constituye un elemento de integración al campo de la lucha de clases (o movilidad social, para otra ideología), por cuanto es un capital cultural, ya sea objetivado (libros) o incorporado (comprensión lectora, hábitos de lectura). Según el estudio del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes, la variable que más afecta la probabilidad de tener niveles de lectura normales (en comparación con otros países) son los años de escolaridad. Es por ello que no apreciaremos un cambio real en las conductas de lectura mientras no se corrijan las abismantes desigualdades educativas del país. Por otro lado, será imposible que se valore la lectura en la práctica, si la tomamos como un elemento dispuesto a colaborar con los medios de comunicación.

El esfuerzo realizado por el Plan Nacional de Fomento de la Lectura no tuvo los efectos deseados en su objetivo de promoción debido a la escasa reflexión en cuanto a la relación entre el mensaje y los medios por cuales se transmite. Si queremos mejorar los niveles de lectura de los chilenos, es menester ver la lectura como muestra de las contracciones existentes, tanto en el medio por el cual queramos promoverla, como las contradicciones de fondo existentes en la estructura de nuestra sociedad.

Medios que forman miedos

Por Valeria Reyes

En este ensayo hablaré del control, formación y conformación que generan los medios de comunicación masivos frente a los niños de la sociedad.

Es importante aclarar que los medios de comunicaciones inician como una institución mediadora para seleccionar aconteceres, donde se observa el proceso comunicativo, en este caso con un público infantil notando cambio en estas personitas y por tanto en el entorno este cambio se ejerce en 2 sentidos, funciona mental, en donde los medios identifican el cambio del entorno social, e institucional que hace referencia a la supervivencia de cada medio que marca los cambios sociales. En los medios de comunicación están las mediaciones entre el acontecer y su mismo conocimiento por vía comunicativa en donde se encuentra la mediación cognitiva y la mediación estructural que es importante decir que esto es reciproco la primera es la producción interrumpida de aconteceres y opera sobre relatos, ofreciendo a las audiencias modelos de representación del mundo , la segunda es la manera de comunicar del medio que opera sobre soportes ofreciendo a las audiencias modelos de comunicación, como lo hemos visto en las teorías vistas.

La crianza de los niños, y más aún en los tiempos de hoy, exige mucho tiempo pero la vida es tan agitada que entre la rutina del día a día el trabajo y el estrés que descuidamos a los niños dejándolos frente a los medios masivos de comunicación sin darnos cuenta la influencia que estos medios pueden llegar a causar en la vida y fomación de un pequeño.

Las personas insertas en esta sociedad están pensando en criar a los niños de hoy de manera muy moderna, comprándole computador, televisión, juguetes computarizados y haciendo que la vida de ellos gire en presencia de los medios ya nombrados como si estos cumplieran el rol de la crianza, pero sabemos que es inevitable darle la bienvenida a nuestros hogares a los medios masivos de comunicación por lo que detallaré ciertas descripciones influyentes de los medios frente a lo que se muestra y de cierta manera forma a los pequeños.

La televisión, violencia y la reiterada observación de escenas violentas, repercute en la agresividad del niño, interviniendo como factor importante en las determinaciones de conducta, ósea que mientras el niño pase más tiempo frente al televisor observando estos programas violentos, mayor es el riesgo de asociación de conductas violentas en niños.

La publicidad y consumismo es uno de los puntos más importantes ya que la publicidad ejerce una fuerza impresionante y sobre todo en los niños ya que estos no saben controlar sus deseos por lo que las técnicas publicitarias abusan de sus capacidades para llegar a estas personitas y manipularlas de tal manara que generan las ganas de consumir en los infantes sin motivos aparente, simplemente las ganas de tener el juguete que se muestra en la televisión.

La moda es otro factor importante debido a que la televisión crea estereotipos de convivencia, valores y por lo tanto actitudes del niño esto es un problema ya que no hace parte de la realidad de él y por lo tanto el niño al elegir algo no está siendo totalmente libre ya que está siendo manipulado sin darse cuenta y lo más increíble es que también está manipulando su alrededor.

La obesidad es un problema importante. La televisión por ser algo que se observa pasivamente se cataloga como una de las causas de la obesidad en niños, aparte de esto los niños son sugestionados con una cantidad de comerciales de alimentos con alto porcentaje de calorías que muchas veces no se compran por ricos si no por la misma publicidad, ejemplo: Mac donalds, es una marca reconocida por tener una cajita feliz que por temporadas regalan los muñecos de las películas preferidas.

El tabaco, alcohol y droga son otro factor determinante ya que cuando un niño observa un programa ve que los jóvenes de este programa se divierten y lo empieza a hacer para buscar precisamente esta diversión, además los comerciales de bebidas alcohólicas son tan estudiadas que no solo aparece la bebida si no muchas veces con la compañía de una hermosa mujer al lado, no solo se incrementa la bebida de alcohol, tabaco si no también el deseo por el sexo y la creación de estereotipos físicos.

Por lo tanto al ser niños son susceptibles de llevar a cabo todas estas cosas nombradas anteriormente, ya que hablamos de control en la vida de un adulto que supuestamente ya han desarrollado su personalidad, en la vida de un infante se ve esta manipulación hacia el consumo de diferentes bienes y servicios.

En estos casos podríamos afirmar que los niños son usados como puente pues al generar hábitos de consumo sobre ellos esta falsa necesidad es trasmitida de manera inmediata a los padres por sus hijos y convirtiendo a la familia en una pequeña sociedad de consumo de bienes falsos.

En pleno siglo XXI donde tanto la madre como el padre trabajan y la mayor parte del día no comparte con sus hijos y la televisión se convierte por decirlo de alguna manera en formador de conductas y en un miembro más de la familia.

Es en este siglo en el que el desarrollo de los medios de comunicación y el proceso de globalización marcan la tendencia del desarrollo social, las ideas y los conceptos que estas encierran tienen un papel de primer orden. Es en este sentido se necesita una cultura donde los derechos de la mujer en igualdad con los derechos del hombre deben de estar en primer plano, y donde los derechos de los Niños deben de ir de la mano con los derechos de la Mujer. Se debe ofrecer una cultura donde esté presente como algo fundamental la tolerancia, comprensión, respeto y aceptación a la diversidad sexual, y dar al derecho a la libre elección de la opción sexual la categoría y connotación de uno de los derechos humanos.

Como lo he expresado anteriormente, en la difusión de la cultura, los medios de comunicación juegan un papel relevante y de primer orden. Entre la cultura y los medios de comunicación existe una relación dialéctica.

Los diferentes medios de comunicación sean un aporte al desarrollo del ser social es decir del individuo y promuevan el enriquecimiento de la conciencia social de la humanidad, pero solo unos pocos lo ocupan como tal.